sábado, 31 de octubre de 2009

Mi antifaz


Un sentimiento por cada cuenta, una lágrima por cada oración, una esperanza puesta en un regalo precioso que alguien dejó olvidado en mi corazón que es sabio en sentimientos de inferioridad y cree en la belleza como única ley que rige este tonto mundo.
Escribo con mi fe en la mano que se aferra a los sueños imposibles, a las metas inalcanzables, a las realidades dañinas y tras este antifaz que esconde mi rostro del mundo me siento vacía, indiferente y feliz.
Con mi faz oculta al cruel público adelanto un paso, tan inseguro como mis palabras, y freno mis sordas pisadas al ver  las vacías butacas, tan sólo hay soledad y no puedo evitar que una lágrima ruede por mi pálida mejilla, sin embargo, sonrío pues ha muerto la vergüenza de mi ser y puedo saltar, bailar, gritar...
Sonrío y lloro como el espectro que siempre fui y pisoteo mis malos sentimientos que desean volar y hacerme caer de mi escenario mas alguien me sujeta fuerte y seguro, todo lo que yo nunca fui, por mi fría mano. Pareces protegerme de esta frialdad, de mi locura, de los pícaros segundos que se me escapan de los dedos... y caigo al suelo presa de mis miedos. Aprovecho cada calada de aire puro que hincha mi pecho y me duele expulsar.Tirada en el suelo no puedo más que pensar en mis sueños, tan lejanos como vivos y al alargar mi mano enredada en el rosario que alguien dejó en mi camino puedo tocar mis deseos, moldearlos, traerlos a mí  y hacerlos míos. Descubro mi rostro desnudo y mi antifaz hecho jirones a mi alrededor.

Es entonces cuando brota mi pequeña sonrisa de Amelie.

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