viernes, 31 de diciembre de 2010

-Mis verdaderos colores-


En estas últimas horas por fin el mundo cumple años y cambiamos el calendario de la pared del dormitorio, revisamos qué ha sido de nosotros en estos últimos 365 pares de huellas más halladas en nuestro camino y miramos el horizonte que se avecina con una agradable inquietud de vértigo. En estas horas nos mostramos con un antifaz cargado de intenciones de cambios circunstanciales y profundos, que quedarán sólo en palabras sumergidas  entre las burbujas de un champán dulzón.
Yo quiero compartir mi promesa, que no será nada de cambiar mi imagen, leer más, cuidarme la piel con potingues de Deliplus, ambicionar más de la felicidad que ya poseo, obsesionarme con un diez en filosofía o geografía...Prometo aferrarme fuerte a mis pequeños deseos y dejar que el viento me suba tan alto que mis verdaderos colores, mis sueños, queden enredados con las nubes de un cielo raso. Prometo, sabiendo que voy a contracorriente, ser más yo misma que nunca.

jueves, 23 de diciembre de 2010

-Epílogo-



Hoy se cierra el libro, nuestro libro de aventuras, todos los recuerdos están empaquetados en filas de cajas que aguardan silenciosas el camión de la basura. Sé que te esperaré y volveré a creer que todo lo que cae del cielo no dura eternamente; Ni siempre llueve, ni siempre luce el sol. No podía ser menos de ti que te has ido marchitando poco a poco entre las calles de una inconsciente ciudad asfaltada de oscuras hojas mojadas...

Acabé rompiendo el calendario de la pared por ti, acabé tachando los días en los que despertabas antes que yo e impacientabas en la puerta, acabé acostumbrándome al aire fresco matutino... Acabo despidiéndote con un pañuelo blanco. Adiós otoño, la gravedad se te llevó cual hoja de un pequeño árbol caducifolio.

sábado, 11 de diciembre de 2010

-Barriendo calles-



Barriendo las calles de heridas, de las grietas bajo los mismos pasos errantes de todos los días, del descontrol existencialista que rige el corazón. Mantecados de buenas intenciones en los bolsillos del pantalón, en uno de esos días que duermen seguros en el cajón  de alguna mesita de noche. Días sin oscuras gafas de sol, sin todo ese dorado maquillaje, que adorna la desnudez del alma marchita e implorante. De esos días bohemios, soñadores, inseguros e inconformistas que estamos dispuestos a salir al aguacero sin paraguas ni prejuicios de papel.

viernes, 3 de diciembre de 2010

-Cartas al futuro-





Escritos bajo la luz blanca, una sonrisa arcaica en la cara, un tatuaje de tristeza en el corazón. Curioso es el amor firmado con permanente, ese que merma la soledad del alma anodina e indeleble y que esculpe leyendas enredadas en mi vacía almohada. Curioso es llegar a la conclusión de que la soledad en una oscura habitación de luces de bajo consumo es imborrable y cruel.
Cartas para un futuro incierto que me describe poco a poco, año a año, vida tras vida decorando los segundos amueblados en un cuaderno verde y azul. Códigos inscritos en el billete de tren, motivados a ser mi pasaporte para decir adiós, para comenzar mis cartas a un futuro que lentamente atardece sin rumbo, con sentido apenas indescifrable. Cartas a una tarde del 2025 cuando todavía quede nieve en el alféizar de mi ventana, cuando los pájaros emigren al calor del sur y cuando sólo tal vez pueda responderme, descifrarme...

                                           ¿Por qué?


                       Cartas desde un corazón de tinta.