En la actualidad, hay 6.794.108.561 personas en este mundo. A partir de estos datos, es absurdo creer que es posible enamorarse de alguien que está junto a ti cada día. Pongamos que de ese número sólo conocemos, aspirando alto, a cien personas tan bien como para saber si son compatibles, o no, con nuestros corazones. También, es posible que nuestros ideales hayan muerto siglos atrás o, tal vez existan dentro de 300 años, lo que me da a entender que el tiempo es una losa pesada que se nos escapa de las manos como los segundos de nuestro reloj biológico y sus tictacs nos hacen envejecer desenfrenadamente no sólo en cuerpo, sino en alma.
Hay muy pocas posibilidades de encontrar una aguja entre siete mil millones de kilogramos de paja, por lo tanto, es relativa la existencia del amor, así como la ilusión de encontrarlo al doblar la esquina de nuestra calle. Por ello, no puedo más que pensar que el amor es un sentimiento romántico y facilón que hemos creado por el miedo a la soledad que inundaría nuestras vidas sin el calor de su lumbre. Tal vez, nos estemos protegiendo del aguacero con paraguas de papel. Tal vez, sólo sean las apariencias que nos ciegan y nos pesan como si fueran reales, sin embargo, no son más que un sentimiento de cobardía, una idea insegura que se rebaja a la altura de las mentiras. Éstas, aunque sean crueles, saben tan bien que nos hacen sentir volátiles, ambiguos y receptivos.
1 comentario:
Buah celii¡¡ cada textito t superas¡¡ pero tu sabes k soi una romantika y este ha sobrepasado tus límites¡¡ me encanta¡¡ no dejes de plasmar todo en un papel¡
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