jueves, 3 de febrero de 2011

La alquimia del corazón


 De alguna forma la alquimia nos obligó a soñar con la magia oculta de las entrañas de esta tierra desgastada. Ardid que en secreto transformó la materia oscura del corazón en valioso oro, convirtió en rosas todas las espinas, como luz de vigía encendió luciérnagas adamantinas en un oscuro tapiz azul añil. En sus manos descansa toda la arena del desierto que cae en cascadas de agua dulce entre sus pequeños dedos.

Confiemos en la alquimia, confiemos en construir nuestras vidas a través de las vidrieras de fuertes colores con las que decoró todos los mosaicos que nos dieron vida. Confiemos en lo oscuro, lo difícil y engañoso. Tal vez esta ciencia responda los enigmas de toda una vida de sublime belleza; Quizás sólo haya que aceptar comprometerse a vivir siguiendo los instintos de la alquimia.


La alquimia es un niño que juega a la incertidumbre.

1 comentario:

jcarloscrz dijo...

Esperanzador saber que guardamos un aprendiz de alquimista dentro. Si quisiéramos podríamos invertir la polaridad de todo lo que nos asola