Retales del ayer, de todo lo que un día tenía importancia y que ahora guardamos en un cajón resguardado del olvido gracias al fuego de los recuerdos, esperando revivir de nuevo y volver a ser el calor de algún otro que tiene frío.
Retales de recuerdos, de esperanzas nunca cumplidas. Retales de hojas caídas en un bosque que todavía late aunque parezca muerto. Retales de mi imagen perenne en ese bosque de hoja caduca. Retales de tantos días pasados sin amparo ni consuelo ante el devenir por no poder volver a ser vividos. Retales de los segundos que resbalan por mi cuerpo. Retales de un viejo tiovivo esculpido de nubes. Caballos inertes que vuelan con la música; Música que mueve lo paralizado. Mariposas vivas.
Todo parece contrario a la cordura, todo parece lejano en el presente, todo parece retales de lo que queda en mi mente y, sin embargo, están lejos de ser descubiertos a personas que, tal vez, dejen sus pensamientos y disfruten con mi trocito de ser.